Mitos y ritos de Atotonilco (2022). Pintura y patchwork. Esmalte al agua sobre tela. 348 x 575 cm.

Pintura de gran formato que fusiona diversas telas, algunas pintadas con esmalte al agua y otras impresas con patrones geométricos industriales. La obra entrelaza referencias vinculadas a las cosmovisiones e imaginarios indígenas mesoamericanos, resultado de la investigación artística llevada a cabo por el artista en Aguascalientes, México, en el marco del proyecto “De aquí para allá: agitaciones recíprocas entre México y Chile” en el Estudio Abierto de la Universidad de las Artes.   
Descripción extendida:
Esta obra abarca cuatro períodos históricos. Los primeros dos pertenecen a la cronología prehispánica. El primero es relativo al periodo Epiclásico mesoamericano (650 y el 1000 d.C.), marcando la transición entre el declive de Teotihuacán y las migraciones chichimecas al Altiplano central, seguido de la formación de sociedades del Posclásico. Relativo a este tramo histórico, la pintura incorpora representaciones de piezas arqueológicas del Museo Regional de Historia de Aguascalientes, específicamente una figurilla con rostro humano y una roca con un petrograbado, ambos relacionados con la prehistoria e historia preindependiente de Aguascalientes. Asociado a este periodo, la obra presenta además un panel de pintura rupestre de El Tepozán, en Calvillo, un antiguo santuario vinculado a la fertilidad, en ella destaca la imagen de una serpiente con cuernos, elemento iconográfico clave en la tradición del arte rupestre mesoamericano en la región de Aguascalientes durante este tiempo.
El segundo periodo histórico que aborda esta obra es el del Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.), una fase en la que las dimensiones del territorio mesoamericano se redujeron considerablemente. Este periodo experimentó el abandono de los asentamientos sedentarios en la zona norte, posiblemente debido a cambios climáticos, y a la presencia de grupos nómadas conocidos como los chichimecas. En esta sección se incluye una imagen de la escultura de Xochipilli del Instituto Nacional de Antropología e Historia en México (INAH), dios mexica asociado con el amor, los juegos, la belleza, la danza, la pintura, la fiesta, la creatividad, las flores, el maíz y la ebriedad sagrada. La escultura muestra a Xochipilli con pectoral, máscara y argollas metálicas, sentado sobre un brasero con plantas psicotrópicas como tabaco, hongos y datura, consideradas sagradas por su conexión con la comunicación divina. Descubierta en las faldas del volcán Popocatépetl, el análisis del etnobotánico Robert Gordon (1898-1986) reveló fármacos grabados en la escultura, como flor de tabaco, ololiuhqui, botón de siniquiche y hongos Psilocybe aztecorum, especie de hongos psilocibios que crece en la región. Además, en relación con este periodo histórico, la obra del artista exhibe una imagen de una escultura asociada con Xochiquetzal de la cultura Nahua, con estilo mexica, del altiplano central que, en la mitología mexica, es la diosa de la belleza, las flores, el amor, el placer amoroso y las artes.
El tercer periodo histórico que aborda esta obra corresponde a los primeros años del período colonial, cuando México formaba parte del Virreinato de Nueva España. En este contexto, el artista integra un mapa relevante: el Mapa de las villas de San Miguel y San Felipe de los Chichimecas y el pueblo de San Francisco Chamacuero (ca. 1579-1580). Este mapa, un códice mixto, presenta glosas en latín y español para explicar elementos del discurso oral indígena, registrando sucesos históricos, incluyendo la violencia durante la Guerra Chichimeca. El documento sintetiza la importancia del Camino Real de la Tierra Adentro para la monarquía hispana y una etapa crucial en la formación multicultural de la Nueva España (y posteriormente de México). Se destaca la colonización en la cuenca del río Lajas y la guerra contra los pueblos chichimecas cerca de las minas de plata en Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas.
En asociación con este periodo colonial, aproximadamente en la mitad, durante la época conocida como virreinal, el artista incluye una imagen relacionada con la devoción religiosa y la propagación de la fe católica durante la colonización española en México. Se trata de la representación de la Virgen de Guadalupe, específicamente de la primera publicación que relata su aparición en 1648 escrita por el párroco Miguel Sánchez, titulada Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe. Este relato destaca el milagroso suceso ocurrido en la ciudad de México, vinculándolo con la profecía del capítulo doce del Apocalipsis y celebrando su importancia en la historia religiosa.
El cuarto y último periodo abordado en esta obra es del México Independiente o México del siglo XIX. Tras la Independencia en 1821, el país y sus artistas se esforzaron por consolidar su identidad, mirando hacia lo autóctono y sus raíces, al tiempo que buscaban integrarse a la modernidad civilizatoria europea. Este proceso desencadenó una asimilación estilística donde el ideal histórico de lo propio adoptó elementos estéticos foráneos, principalmente asumiendo características europeas, que eran la hegemonía de la época. En el marco de este periodo histórico, la pintura del artista incorpora la representación de Cacamatzin, uno de los relieves creados por el escultor aguascalentense Jesús Fructuoso Contreras (1866 - 1902) para la Exposición Universal de París de 1889, exhibido en el Palacio Azteca. Este proyecto tenía como objetivo expresar el espíritu nacional de México mediante una iconografía prehispánica, en el contexto del porfiriato, cuyas copias fueron luego distribuidas por México, particularmente en Aguascalientes. Cacamatzin, un personaje relevante de la Conquista de México, simboliza la resistencia ante la llegada de los europeos y la caída del imperio mexica frente a las fuerzas de la colonización española. A pesar de esto, su estética refleja inequívocamente una clara dependencia del canon europeo, como si se tratara de un dios del Olimpo griego. Desde este punto de vista, Jesús F. Contreras se erige como la figura paradigmática del arte decimonónico mexicano, encarnando los ideales híbridos de la época, con una marcada combinación de nacionalismo y un elevado grado de cosmopolitismo estilístico.
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