2017
ES
Studio Kura está situado en Municipio de Itoshima de la Prefectura de Fukuoka, una zona rural rodeada de playas, montañas y campos de arroz, a 45 minutos en tren desde el centro de Fukuoka, una de las ciudades más pobladas de Japón. Durante este periodo, investigué y trabajé artísticamente el vínculo entre arte, terremoto y cultura tradicional japonesa, como una forma de entender –por analogía– las distancias y aproximaciones existentes con la tradición artística y cultural de mi país de origen, Chile.
El resultado de lo anterior se materializó en una muestra que llevó por título No existe lo inmutable, título que hace referencia directa a la expresión japonesa mujō (無常), cuya traducción literal vendría a representar el concepto de impermanencia: 
“Carácter transitorio y perecedero de todo fenómeno compuesto. Todo lo que ha nacido de causas y condiciones está destinado a la destrucción” (Cornu, 2004, p. 222). 
Este concepto japonés, de origen budista, evoca la fugacidad de la vida y del mundo, pero no desde una perspectiva de resignación nihilista, sino, más bien, como un estado de conciencia propositiva ante la muerte, así como de agradecimiento ante la vida:
“Un pueblo que vive en una tierra donde ocurren con frecuencia los desastres naturales así como terremotos, tifones y diluvios, difíciles de pronosticar, está impregnado en todo el cuerpo del mujō de la naturaleza, como una memoria genética heredada de los antepasados durante varias generaciones” (Terada, 1997 citado por Katō, 2014). 
Trabajar al alero de este concepto, me otorgó un panorama de comprensión existencial más profundo en torno a la muerte provocada por los terremotos como realidad ineludible, capaz de alterar todo lo conocido y lo por conocer.
EN
Studio Kura is located in Itoshima Municipality of Fukuoka Prefecture, a rural area surrounded by beaches, mountains and rice fields, 45 minutes by train from the center of Fukuoka, one of the most populous cities in Japan. During this period, I researched and artistically worked on the link between art, earthquake and traditional Japanese culture, as a way of understanding –by analogy– the existing distances and approximations with the artistic and cultural tradition of my country of origin, Chile.
The result of the above materialized in an exhibition entitled "The immutable does not exist", a title that refers directly to the Japanese expression mujō (無常), whose literal translation would come to represent the concept of impermanence:
“Transitory and perishable nature of all compound phenomena. Everything that has been born from causes and conditions is destined for destruction” (Cornu, 2004, p. 222).
This Japanese concept, of Buddhist origin, evokes the transience of life and the world, but not from a perspective of nihilistic resignation, but, rather, as a state of purposeful awareness in the face of death, as well as gratitude in the face of life:
“A people living in a land where natural disasters such as earthquakes, typhoons, and deluges, difficult to forecast, frequently occur, is impregnated in the whole body of the mujō of nature, like a genetic memory inherited from the ancestors during several generations (Terada, 1997 cited by Kato, 2014).
Working under the wing of this concept gave me a deeper existential understanding of death caused by earthquakes as an inescapable reality, capable of altering everything known and unknown.
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